Y así, mientras disfrutan a ratos acompañados y a ratos solos, es cuando suele llegarles el amor a Acuario. Posiblemente sea alguien de su entorno. Quizás porque se encuentran más cómodos entre gente conocida o afín o quizás porque cuanto más desconocido es alguien más locura les parece lanzarse a la conquista y a todo lo que puede llegar después.
Antes de ponerse a seducir, la persona elegida habrá llamado la atención de nuestro Acuario a nivel mental, intelectual, por un carisma especial o por un algo que no se sabe qué es. Quiero decir que los guapos/as si no tienen nada más que un físico que ofrecer, no van a captar la atención de Acuario.
Metidos en faena, Acuario pone la directa y saca sus armas de seducción, aunque para que se activen necesitará ciertas indicaciones de la otra persona, es decir, que le den paso. Locuras, las justas. Y poco a poco. Hasta hace un segundo Acuario pasaba del amor y todo eso como para entrar de lleno a la primera de cambio. ¡Sin prisa, aunque sin pausa!
Si Acuario tiene claro lo que siente, la relación estable llegará pronto, porque Acuario no se alarga en esa fase y porque se salta a la torera las posibles alarmas con respecto a los defectos de la otra persona. Su lado más romántico es también de los que idealizan a la otra persona y donde ven algo que chirría, lo ajustan, lo encajan y a tirar para adelante. No pasa nada. Cosas más graves hay en la vida. El problema a veces llega cuando eso que no cuajaba se hace más grande después. Acuario no le dio importancia pero debe aprender que los pequeños detalles a veces después se hacen grandes, y lo peor de todo es que ¡que los había visto desde un principio!
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