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cancer en el amor

Cupido lo tiene fácil con Cáncer, y es que su parte emocional es quizás la más emocional de todos los signos de Zodiaco, junto con sus compañeros de agua, Escorpio y Piscis.


Le gusta estar en pareja y la buscan y se dejan querer cuando llega. Ni quieren andar de flor en flor ni se encuentran cómodos en las historias turbulentas, aunque a veces, por su carácter intenso y pasional las atraigan. Se podría decir que no se enamoran a la primera de cambio, pero si encuentran lo que buscan no son de los que no se conforman y quieren seguir buscando. Ahí se quedan. Les gusta la estabilidad y con ella son felices. Mientras esta estabilidad tenga lo que buscan, no tienen prisa por tener a la persona totalmente entregada. Su lucha será por conservar a esta persona cerca. Y ahí Cáncer lo pelea como el que más. Y sería justo que por su lucha se fuese muy sincero con ellos, y si no se está en la misma onda, decírselo para que apueste por otros caminos.

En la primera etapa, a Cáncer le ponen los tiras y afloja. Pero como condimento a explotar el mundo de los sentimientos y las sensaciones. El jueguecito y la seducción iniciales siempre tendrán que ir acompañados de algunas pruebas reales y contundentes para que Cáncer se vaya relajando.
 

¿Y qué necesitan para apostar por una relación y enamorarse? Personas que sean tan diferentes a ellos como para aportarles algo nuevo, pero nunca tan diferentes como para no entender su intensidad. Necesitan conectar mucho, que se entienda muy bien su parte sentimental y emocional, sentir la complicidad cuando hay cercanía física y cuando no también. Cáncer pide mucho pero porque da mucho también. Y como alguien le haga sentir más de lo que ya siente, se enamorará. Seguro.

Precisamente porque buscan el amor duradero pueden tardar en enamorarse, del todo, profundamente, y no tienen prisa ni impaciencia. En el fondo prefieren esperar y ganar con la espera que equivocarse por ir con prisas. Sobre todo, también, porque van aprendiendo de las veces que se han lanzado como si no hubiera un mañana y no les ha salido bien. Las heridas de su empecinamiento por historias irreales les van dejando marcas y les hacen ser más cautelosos. Pero siempre están abiertos, siempre están ahí. Y cuando llegue el amor de nuevo, si hay que sufrir, se sufre…
 

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